14 junio, 2009

una conclusión

Es horrible sentir a soledad, es la soledad del cuerpo, un cuerpo intocado un cuerpo no deseado… no, soy yo la no deseada. Es la fibra de esta alma de esta alma la que no es capaz de producir nada, soy nada para ti. Tu me miras, mas no me vez, no me observas. ¿Qué soy para ti? ¿Cambie en algo tu vida, acaso me recordaras? ¿y si cambio este cuerpo indeseable, cambiare yo, cambiare a tus ojos? No te aflijas (te diré) no eres tu, mas bien es lo que yo soy.
Me repudio, me avergüenzo, me detesto. ¿Me odias tú también?
No compartimos recuerdos, no tenemos nada en nuestra accidentada memoria. Yo sé, hoy, que no te amo, sé que no te amé, y entonces ¿Qué es esto que se queda encerrado en mi pecho? ¡Qué hago yo con toda la mierda que me queda! Y con los recuerdos infértiles, las sonrisas cínicas y las miradas traidoras (por no hablar de los besos no sentidos y las caricias rasgadoras), qué hago con la insanidad mental que dejaste plasmada en mi.
Porqué no soy capaz de desear (o al menos creer que lo mejor fue) nunca haberte conocido. No eres mas que quien revelo la inmundicia de mi ser (solo através de ti {de tu inmundicia} pude verme {pude ver la mía}) ¿y cual fue tu gran marca, cual fue tu sentido? ¡Dejarme llena de esta mierda! Era eso lo que querías. Felicitaciones, ahora se que soy, sé que carezco, sé lo que nunca seré, gracias a ti sé que los sueños son lo que son porque nos libran de la inmundicia de la realidad.
Pero tú fuiste un sueño y también mi realidad
Fuiste el punto de encuentro de dos contrastes
Eres la intersección, el paradigma, la colisión
Yo te hice ser mucho, yo te hago, ahora, desaparecer.

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