Deseo cuatro: el deseo de reír.
¿Es acaso lo sencillo más fácil de entender? El sentimiento que guarde por el y que me quemó por largo tiempo, el sentimiento, que tonta o sabiamente decidí guardar a pesar de todo, por que debemos saber llevar con nosotros los dolores y alegrías, porque sin uno, no llega el otro. Vienen juntos como la luz y la oscuridad, contrarios produciéndose el uno al otro, aun así nos duela el alma.
Y el egoísta que solo desee reír, nunca conocerá la dicha del sacrificio por quien se ama y quiere. Lo raro es que mi alma se declara egoísta, mis labios lo gritan con fuerza, mi corazón late al compás de mi declaración y hasta mi espíritu me otorga tal condición. Y entonces me alegro de no ser humilde, de no jactarme de mi forma de ser, sin ser engreída. Por que la humildad es en tal grado igual a la egolatría y egocentrismo. Y aunque soy engreída, no soy humilde ni falsa, al menos no después de conocerme mejor, pero se que conocerme no me otorga conciencia de mi, porque aun el deseo de solo reír habita mi mente.
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Este no es mi favorito. De los deseos es el mas vomitado. Como que me obligue a escribirlo. Pero aun asi algo (mucho) de mi tiene.
